viernes 12 de octubre de 2018

Escuela de Arquitectura de Valparaíso

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José de Nordenflycht Concha[1]

La Escuela de Arquitectura de Valparaíso es la convergencia entre un proyecto poético y un proyecto educativo. Dos ámbitos que desde la cultura del proyecto reelaboraron las relaciones entre los oficios de la arquitectura, el diseño, la pintura y la escultura, con la poesía. Donde la especificad técnica y formal de los primeros se despliega en el sentido abierto del lenguaje verbal, para proyectar un modo poético de habitar América. Este propósito comienza a desplegarse cuando el arquitecto Alberto Cruz Covarruvias es invitado a dictar clases en la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso a mediados de los 50 del siglo pasado. Solicitud ante la cual él responde con la propuesta de un trabajo en grupo, el que permitió levantar un proyecto experimental de enseñanza de la arquitectura y que, en una versión inicial, ya lo había puesto en conflicto con la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, su institución de origen donde se había formado y desarrolló sus primeras responsabilidades docentes (De Nordenflycht, 2013).

En 1952 este grupo se había instalado a trabajar desde Valparaíso. Conformado por Cruz, el poeta argentino Godofredo Iommi –que se había radicado desde algunos años antes en Chile–, sus colegas arquitectos Francisco Méndez, Arturo Baeza, Jaime Bellalta, Fabio Cruz, Miguel Eyquem y José Vial. Dos años después se integró el escultor argentino Claudio Girola. Todos ellos comenzaron formando el Instituto de Investigaciones Urbanísticas y Arquitectónicas de la UCV, con un inédito énfasis en lo disciplinar que desplazaba lo profesional. Este trabajo derivó en un espacio alternativo a la misma Universidad y sus trabajos profesionales, denominado La Bottega, en donde tenían mayor libertad de ahondar el encuentro artístico multidisciplinar, integrando a otros poetas, filósofos y un grupo de estudiantes de arquitectura. Finalmente, y luego de la coyuntura de la Reforma Universitaria, en la cual la Escuela de Arquitectura tuvo un protagonismo seminal a través del Manifiesto del 15 de Junio de 1967 adherido en bloque por sus profesores y estudiantes, se creó en 1969 el Instituto de Arte, del cual Cruz será su primer Director (De Nordenflycht, 2009). La estela de este proyecto educativo supondrá un innovador modelo de enseñanza artística que sigue en constante revisión, transformación y actualización hasta el día de hoy en la actual Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

De la misma forma el proyecto poético será activado desde acciones concretas como los viajes, denominados travesías; las acciones poéticas, denominadas phaléne, un neologismo que se entenderá como “el juego poético o ronda abierta a la voz y figura de todos” (Iommi, 1969); y sus obras colectivas de integración artística de gran complejidad, representadas en las odas en que comparecen el teatro, la música, la pintura y la arquitectura y por cierto la poesía “hecha por todos”.

La primera de sus acciones será fundacional, ya que a partir de la travesía poética amereida realizada en 1965, que dará origen al poema del mismo nombre (amereida, 1967), que convocó a un viaje desde la Patagonia hacia Santa Cruz de La Sierra –declarado por ellos como el centro poético de América– liderado por Cruz y Iommi, al cual se incorporarán Claudio Girola y Fabio Cruz y serán invitados, el filósofo francés François Fedier, los poetas Edison Simons, Jonathan Boulting y Michel Deguy, el pintor Jorge Pérez Román y el diseñador Henry Tronquoy. Esta experiencia intentó revelar un destino y a la vez confirmar unas convicciones que alimentaron la persistencia de un trabajo colectivo por más de medio siglo (Cruz y Iommi, 1992).

La materialización de estos dos proyectos convergentes tuvo en la fundación de la Ciudad Abierta un referente para la producción de conocimiento situado en el ámbito de la arquitectura y el diseño, así como de la pintura y la escultura. Fundar, construir y habitar América a partir de la palabra poética fundante y la práctica integrada de los oficios, es el propósito que se implementa en la Ciudad Abierta. El lugar escogido para su instalación fue una extensa playa y su primera terraza a los pies del cerro Mauco, entre un humedal y la desembocadura del río Aconcagua, en el margen norte de la localidad de Concón. Ahí radicaba la voluntad de abrir los terrenos de una ciudad en el borde del Pacífico como extensión de la aventura americana iniciada en la primera Travesía. Sus obras iniciales fueron recibidas por las arenas, como una constatación de lo incierto. Mientras que la ocupación de la quebrada anidó el cementerio. Este último fue un punto de inflexión para la Ciudad Abierta, pues no sólo le entregó una entidad trascendente al terreno en donde yacían los muertos, sino que también era una metáfora de un contexto nacional donde la muerte de una utopía colectiva obliga al grupo a sobreponerse en medio de un país que va clausurando el sentido de lo público en medio del abrupto comienzo de una Dictadura en 1973.

Entre 1970 y 1975 se implementa el proyecto de la Ciudad Abierta, en medio de una coyuntura histórica muy compleja que no le resulta impermeable. Grandes esfuerzos para resolver todos aquellos aspectos de la economía, entendida ésta como en su sentido etimológico como la “ley del hogar”. Eso explica la formación de una Cooperativa de Servicios Profesionales, la instalación de talleres y la regularización de los terrenos en un contexto de presión urbanística, en que hasta el día de hoy necesita movilizar una voluntad que se debe invocar cotidianamente desde cada miembro de la Ciudad Abierta.

El período será, tanto para la Escuela como para la Ciudad Abierta, de gran complejidad introspectiva, ya que ambas intentaban hacer converger sus realidades con sus convicciones declaradas para desarrollar el propósito de: “vida, trabajo y estudio”. Esto será una verdadera utopía que padece los rigores de un contexto que desarticula la Universidad post Reforma y por cierto, la vida social general del país sometida a los rigores de una Dictadura. Lo paradojal es que será precisamente en este clima de adversidad en que se realizan algunos de los proyectos emblemáticos de la Ciudad Abierta: las hospederías, los palacios, las ágoras, las esculturas y los cenotafios, entre otros. Proyectos que le dan un sentido y fisonomía reconocible, más allá del núcleo inicial de sus protagonistas, extendiéndose a nuevas generaciones de participantes y colaboradores.

En los últimas dos décadas ha surgido un reconocimiento internacional a la Escuela de Valparaíso. Lo que se demuestra en publicaciones monográficas y exposiciones colectivas. Dentro de las primeras destacan los libros de la arquitecta Ann Pendleton-Julian (Pendleton-Julian, 1996) y el de los arquitectos Fernando Pérez y Rodrigo Pérez de Arce (Rispa, 2003). Dentro de las segundas destacan las muestras Desvíos de la Deriva. Experiencias, travesía y morfologías en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo Reina Sofía (Madrid, 2010), la XIII Mostra Internazionale di Architettura en la Bienal de Venecia (Venecia, 2012), La inminencia de las poéticas en la XIII Bienal de São Paulo: (São Paulo, 2012), Latin America in Construction: Architecture 1955-1980 en el Museum of Modern Art (Nueva York, 2015) y Learning from Athens en documenta14 (Atenas y Kassel, 2017).

Todo lo cual ha colocado a la Escuela de Valparaíso en una posición canónica respecto de la producción de arte y arquitectura en Chile, en donde el proyecto educativo se funde con el proyecto poético de una práctica artística llamada a hacerse por todos. Una posición que si bien no fue buscada cubre un arco temporal de más de medio siglo, en el que su diseminación ha permeado a generaciones de artistas los cuales, más allá de su relación directa, admiran su coherencia y consistencia.

 

Bibliografía

  • amereida Santiago de Chile: Editorial Cooperativa Lambda, 1967.
  • Cruz, Alberto y Godofredo Iommi amereida poesía y arquitectura. Santiago de Chile: Ediciones ARQ, 1992.
  • De Nordenflycht, José “Obrar: acontecimiento, práctica y heredad.” en Artes Visuales PUCV: 1969-2009 Peter Kroeger Claussen (ed.) Valparaíso: Instituto de Arte PUCV, 2009.
  • __________________. “Pintura Mi(g)rada. Notas sobre la obra de Francisco Méndez Labbé.” Cuadernos de Arte, nº18, 2013.
  • Godofredo Iommi “Phalène del Golpe de dados.” (Viña del Mar: Amereida -revista de poesía-, 1969).
  • Pendleton-Jullian, Ann The Road that is not the Road and the Open City, Ritoque, Chile. Cambridge Mass: MIT Press, 1996.
  • Rispa, Raúl (ed.) Valparaíso School: Open City Group, Montreal: MacGill Queens University Press, 2003.

 

Lista de imágenes

  1. De Nordenflycht, José “Portada libro amereida” (Santiago de Chile: Editorial Cooperativa Lambda, 1967). 2017. Fotografía digital. Archivo del autor, Valparaíso.
  2. De Nordenflycht, José “Imagen de Valparaíso” (Alberto Cruz “Estudio urbanístico para una población obrera en Achupallas”, Anales de la Universidad Católica de Valparaíso: nº 1, 1954). 2017. Fotografía digital. Archivo del autor, Valparaíso
  3. De Nordenflycht, José “Hospedería de la Entrada”, Ciudad Abierta. 2017. Fotografía digital. Archivo del autor, Valparaíso.
  4. De Nordenflycht, José “Amereida Phalène Latin South América”, documenta 14, ASFA, Atenas. 2017. Fotografía digital. Archivo del autor, Valparaíso.
  5. De Nordenflycht, José “Amereida Phalène Latin South América”, documenta 14, Karlsaue Park Kassel, 2017. Fotografía digital. Archivo del autor, Valparaíso.

 

[1] José de Nordenflycht Concha (1970) es Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Granada y Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina. Profesor Titular de la Universidad de Playa Ancha y Profesor Asistente Adjunto de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Autor de los libros El Gran Solipsismo. Juan Luis Martínez Obra Visual (2001), Patrimonio Local (2004), Post Patrimonio (2012) y Patrimonial (2017). Coautor de una veintena de libros, destacando últimamente Cecilia Vicuña Read Thread. The Story of the red Thread (Berlin, 2017) y Rodrigo Gutiérrez (ed.) Patrimonio y Modernidad en Latinoamérica. Revistas de Arte y Arquitectura 1940-1960 (Bogotá, 2017). Ha sido Presidente del Comité Chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS y Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales.

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