miércoles 17 de octubre de 2018
Mariairis Flores[1]
El desmantelamiento de la institucionalidad artística fue una de las tantas consecuencias del golpe de Estado de 1973 y si bien a la fecha existían algunas galerías de arte, estas se multiplicaron solo en los años posteriores al golpe, permitiendo una parcial regeneración del campo artístico.
En una revisión de los seis primeros años de la dictadura, publicada por el Departamento de Extensión Cultural dependiente del Ministerio de Educación, Sonia Quintana realizó el siguiente balance: “La apertura de varias galerías de arte privadas a través del año entrega a los artistas mayores posibilidades. Los jóvenes, especialmente, se ven beneficiados con la multiplicación de salas, en las que pueden exponer sus trabajos y enfrentar, por una parte, la crítica y el público, y por otra, palpar la realidad de un mercado que se supone incipiente” (Quintana, 6). La apertura de estas permitió a los artistas exponer a través de muestras individuales y colectivas. Sin embargo, el mercado del arte local, al no poder superar nunca su carácter incipiente, hizo que estos espacios, aunque disponibles, se mantuvieran generalmente funcionando por pocos años. En varios casos significativos, sirvieron principalmente como espacios de circulación y reflexión alternativos a las instituciones oficiales, teniendo por función nuclear grupos de producción artística y de reflexión crítica.
“Un recuento, que reconocemos incompleto, nos dio un total de 67 galerías de arte en actividad dentro del período 1973-1990, que corrieron diversa suerte, 18 Institutos Culturales y 15 locales de exposición en diversas instituciones o locales públicos” (Saúl, 142). Estos datos recogidos son útiles a la hora de constatar la preponderancia de galerías de arte, pero sirven también para vislumbrar la inestabilidad de esta escena. En este panorama extenso y diverso estableceremos un recorrido por aquellas galerías que marcaron diferentes hitos en el desarrollo del campo artístico.
Carmen Waugh fue la primera galerista de arte en Chile que se dedicó a trabajar con obras experimentales. En el año 1965, debido a un cambio de local, se sumó al nombre de Galería Carmen Waugh el de Galería Central de Arte. En el año 1973, Carmen Waugh viajó a España, dejando la dirección de su galería a Roser Mercader, quien falleció en 1975. Este hecho y la imposibilidad de manejar el espacio desde el extranjero llevaron a su cierre. Entre sus exposiciones se cuenta “Goya contra Brueghel” de Eugenio Dittborn, el “Happening de las Gallinas” de Carlos Leppe y “Roser Bru: pinturas, dibujos, serigrafías”, todas de 1974. Otro espacio activo desde antes de 1973 era la “Galería de Bolsillo” de Luz Pereira. En el año 1976, Pereira trasladó su galería desde Providencia al centro de Santiago y la renombró como CAL (Coordinación Artística Latinoamericana). En ella exhibió a diversos artistas como Alfredo Jaar, Juan Pablo Langlois, Pedro Millar y María Mohor, por mencionar algunos. En la galería CAL durante 1979 expuso Juan Domingo Dávila, Carlos Leppe realizó su Acción de la estrella y se montó la visualización de Purgatorio de Raúl Zurita con Eugenio Dittborn, Carlos Leppe y Carlos Altamirano. Se editaron 4 números de la Revista CAL habiendo sido Nelly Richard la editora invitada del N. 4 (1979) dedicado a “La crítica de arte”. Posteriormente Luz Pereira inició un tercer proyecto, un Centro Cultural llamado “Espaciocal” ubicado en Vitacura que contaba con una galería, librería y salas de cine.
En el año 1975 se inauguró la Galería Época dirigida por Lily Lanz. Entre los años 1976 y 1977, el grupo V.I.S.U.A.L integrado por Catalina Parra, Eugenio Dittborn y Ronald Kay, realizó 3 exposiciones y lanzó 5 publicaciones. Además dio cabida a la exposición internacional “El huevo” de Wolf Wostell. En años posteriores, Lanz realizó exposiciones individuales y colectivas de pintores como Mario Carreño, Gonzalo Cienfuegos, Carmen Aldunate, Benito Rojo y de artistas que se encontraban exiliados como José Balmes y Gracias Barrios. Este mismo año 1975 también abrió en Santiago la Galería Enrico Bucci, iniciativa que buscaba difundir a artistas de la generación del 40 como Ximena Cristi, Israel Roa, Nemesio Antúnez, Sergio Montecino y Hardy Wistuba. En la década de los ochenta la galería modificó su perfil dando espacio a artistas jóvenes y/o con una línea de trabajo conceptual y experimental como Mario Soro, Arturo Duclos, Eugenio Dittborn, Francisco Brugnoli, Víctor Hugo Codocedo, Virginia Errázuriz, Carlos Altamirano, el grupo Luger de Luxe, además de jóvenes pintores como Bororo, Samy Benmayor. Esta galería se mantuvo activa hasta el año 2003, siendo la más longeva de todas.
En el año 1977 comenzó sus funciones la Galería Cromo dirigida por Nelly Richard, con el respaldo de Carlos Leppe y Carlos Altamirano. Este espacio de galería que duró sólo un año, además de ser un espacio de exhibición, se constituyó como un centro de creación y reflexión, de lo que posteriormente emergió lo que Richard denominaría como la Escena de Avanzada. Al igual que lo ocurrido con Galería Época, con su colaboración con el grupo V.I.S.U.A.L, la publicación de catálogos en Galería Cromo se convirtió en el soporte estratégico de la reflexión de arte de esos años que convocó en torno a las exposiciones voces emanadas de la literatura, la filosofía y la estética.
En la década de los ochenta apareció en escena la Galería Sur dirigida por María Inés Solimano. La galería se enfocaba en la venta y difusión de obras tal como aparece destacado en uno de sus folletos: “Galería Sur se abre al público, como un espacio de arte esencialmente profesional en cuanto a sus actividades artísticas propiamente tales -exposiciones, eventos culturales- y actividades anexas a las exposiciones, promoción y venta de obras de arte” (Documento Galería Sur). En 1980 se presentaron en Galería Sur –en el marco de las exposiciones de Eugenio Dittborn y Carlos Leppe– dos libros que dejaron una marca en el campo de las escrituras sobre arte en Chile: Del espacio de acá de Ronald Kay y Cuerpo correccional de Nelly Richard. Durante los años 1981 y 1983 se editó La Separata (a cargo de Nelly Richard, Fernando Balcells y Carlos Altamirano) cuya publicación tenía como objetivo tanto discutir el trabajo que realizaban los artistas que exponían en Galería Sur como reflexionar sobre las dinámicas creativas del período.
Un año después, se inauguró la Galería Arte Actual dirigida por Mª Luisa Geisse, Mª Elena Comandari, Mª Eugenia Ossa y Patricia Ready. Su enfoque difiere del planteado por Galería Sur ya que: “Galería Arte Actual, abre sus puertas, consciente de la importancia del Arte, en el interior de una comunidad. Debido a esto, la Galería no persigue fines de lucro, pretendiendo promover las artes visuales, a través de becas[2], con el fin de ayudar a los artistas, en su proceso creativo” (Catálogo Galería Arte Actual).
En el año 1983 se inauguró –con una muestra individual de Rodolfo Opazo– la Galería Plástica 3 a cargo de Magdalena Correa, Ana María Stagno e Isabel Aninat como un espacio que tenía un especial interés en estimular el coleccionismo de arte. En el año 1984, Carmen Waugh regresó a Chile abriendo el año siguiente, el Centro Cultural “La Casa Larga” que contó con una nueva sede para su galería. La exposición de apertura se tituló “30 años después” –en alusión al 1955, año de inauguración de su primer espacio expositivo ubicado en una tienda de venta de marcos– y reunió la obra de Nemesio Antúnez, José Balmes, Carmen Silva, Gracia Barrios, Roser Bru, Sergio Mallol, Rodolfo Opazo, Rosa Vicuña y Ricardo Yrarrázaval. “La Casa Larga” volvió fecundo el diálogo entre los pintores que habían vuelto del exilio (José Balmes, Gracia Barrios) y los nuevos pintores de corte neoexpresionista como Samy Benmayor y Bororo, entre otros. Este mismo año 1985 partió la Galería Visuala de Mónica Álvarez y Michi Donoso que dio cabida al proyecto editorial Visuala Poesía y contó con el aporte de Gonzalo Díaz en la conceptualización de los materiales gráficos que acompañaban su programa de exposiciones. “VISUALA entre enero de 1985 y junio de 1987 ha realizado 19 exposiciones, editado 7 catálogos, producido 25 tarjetas postales, impreso 25 afiches y organizado seis eventos importantes” (Comité de gestión, 12). De la serie de muestras realizada destacamos: “Cartagena. 25 pinturas de Adolfo Couve. 1984-1985”. En el año 1987 se publicó el primer número de la Revista Ojo de Buey –dirigida por Jorge Michell– que contenía una pequeña historia de Visuala: al año siguiente se abrió la Galería Ojo de Buey (Instituto Superior de Arte y Comunicaciones ARCOS) que, entre otras muestras, acogió, “La manzana de Adán” de Paz Errázuriz y “Lonquén 10 años” de Gonzalo Díaz, ambas en 1989.
Las galerías generaron una institucionalidad autorregulada, múltiple y efímera debido a las condiciones adversas que debieron enfrentar durante el régimen militar. La alianza de estos espacios con la empresa privada fue estratégica en la medida en que permitió entregar fondos y/o lugar para la realización de distintas propuestas artísticas que desafiaban el código de las Bellas Artes instaurado por la oficialidad para encarnar un imaginario patriótico y acorde con “la refundación de Chile”. Las prácticas experimentales que elaboraron diversos gestos de resistencia y oposición artísticas a la dictadura pudieron refugiarse en algunos de estos espacios y, más allá de lo expositivo, generar micro-escenas de reflexión y discusión culturales en torno a las obras y los textos que circulaban por sus redes.
Bibliografía
Lista de imágenes
[1] Mariairis Flores Leiva (1990) es licenciada en Teoría e Historia del Arte y Magíster© en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile. Investigadora y Coordinadora de Galería BECH. Se ha desempeñado como docente en el área de historia del arte. Entre 2015 y 2017 formó parte del equipo de D21 Proyectos de Arte. Fue parte del equipo de investigación del video-documental “Arte y Política 2005-2015 (fragmentos)”, dirigido por Nelly Richard. Es co-autora del libro En Marcha y autora de Desbordar el territorio (2016) publicación dedicada al trabajo de Sebastián Calfuqueo, posterior a las exposiciones «Donde no habito» (Galería Metropolitana, 2015) y «Zonas en disputa» (MAC QN, 2016), en las cuales fue curadora. Actualmente es investigadora del proyecto FONDART “Cómo se hacen las cosas” dedicado a la obra de Carlos Leppe, dirigido por Justo Pastor Mellado; y colaboradora de la Revista de Arte Contemporáneo Artishock.
[2] El comité encargado de la asignación de becas estaba conformado por Milan Ivelic y Gaspar Galaz.
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