lunes 12 de agosto de 2019
El río Bío-Bío no solo es el más caudaloso de Chile, sino que históricamente marcó también aquella división entre los territorios españoles conquistados y la resistencia mapuche. Sin embargo, esa visión eurocéntrica de frontera bajo la lógica norte-sur se opone a la visión indígena que primero se basa en una orientación este-oeste y, a su vez, desconoce justamente que aquella “gente de la tierra” ya vivía allí antes de la llegada de los colonizadores, en su propia nación llamada Wallmapu. Por ende, incluso reducir Wallmapu sólo a los territorios de Bío-Bío al sur de Chile y hablar de resistencia cuando fue la defensa de su entorno, es desconocer la historia de dicha nación ancestral que ocupó vastas regiones del sur de América, y por ende mantener la lógica de la opresión y el despojo para con ellos. Hecha dicha aclaración, el Bío-Bío si nos sirve de hito para hablar de un territorio norte y un territorio sur, y a partir de dicha frontera revisar los distintos cruces que se producen a partir del río.
La presente curatoría que se adentra en la Colección Audiovisual del Centro de Documentación de las Artes Visuales proyectará el trabajo de dos autores que vienen desde un norte aún más lejano, también considerado un Imperio tal como el español de siglos pasados. Uno a descubrir el sur sin las ansias conquistadoras de antaño, y el otro que vuelve a su propia tierra para resignificarla y volver a descubrirse en ella. Ellos son Juan Downey (Santiago, 1940 – Nueva York, 1993) y su poco difundida obra La Frontera II (1976) y Edgar Endress (Osorno, 1970-) con The Lure of Gestures (2002). Downey, pionero mundial del videoarte es a su vez y sin lugar a dudas el audiovisualista que con mayor respeto y visión político-artística trabajó los territorios del sur americano en conjunto con sus propios habitantes, en su ya mítico proyecto de cartografía audiovisual descendiendo desde su Estados Unidos adoptivo, llamado Video Trans Américas. Y Endress en la vuelta a su sur natal troca la exquisita concepción fotográfica de su trabajo realizado en Norteamérica por un registro cercano al documental desprovisto de artificios para capturar la esencia de los habitantes de un territorio, en una naturalidad que también va a contramano de los registros de realizadores no sureños que al enfrentarse con la belleza del paisaje se obnibulan con ello privilegiando lo pictórico por sobre lo humano.
Como contraparte y contrapunto a estas dos obras complementarias, la propuesta curatorial presenta los videos de dos artistas que realizaron un tránsito inverso tanto al de los videastas chilenos radicados en Estados Unidos como entre ellos mismos: uno cruzando el Bío-Bío para establecerse en la urbe, para desde allí seguir reflexionando sobre su propia condición mapuche. Y el otro nacido en Santiago y con la necesidad de conectarse con su tierra desde su condición mapurbe. Francisco Huichaqueo (Valdivia, 1977-) presenta en Che uñum Gente pájaro (2007) un doble tránsito: desde su sur natal al habitar en la capital chilena y a la vez el paso de su trabajo de videoarte centrado en la pintura y la animación a otro más cercano al registro documental y la performance artística, para a través de ello seguir experimentando entre lo real y lo imaginario. Por su parte, Jaime Cuyanao (Santiago, 1984-) utiliza el video como herramienta de difusión de rap mapuche, del cual es uno de sus principales exponentes bajo el nombre de Waikil. En Petu Inkawmekeiñ Taiñ Mapu hace un enérgico llamado a la recuperación territorial y la lucha política utilizando para ello los nombres de calles santiaguinas, las mismas que ven transitar a estos dos artistas mapuche que con distintos medios centran actualmente su trabajo en la identidad de su nación y el conflicto con un Estado, el chileno, que aún no les reconoce.
RAÚL CAMARGO
Director
Festival Internacional de Cine de Valdivia