lunes 2 de agosto de 2021

Sobre fotografía, comunidad y experiencias desde el Centro de la Imagen, México. Una conversación con Johan Trujillo

Inauguración de FotoMéxico. Festival Internacional de Fotografía 2019 “Mujeres”, 2019.
Cortesía del Centro de la Imagen

Por Tatiana Sardá

La estratega cultural y Directora de área en el Centro de la Imagen -referente cultural de la imagen fotográfica en México y Latinoamérica- Johan Trujillo dialoga sobre el origen e historia del Centro de la Imagen (CI), de su valor y significado en la cultura artística mexicana y latinoamericana.

Esta conversación invita a comprender el enorme trabajo de producción, formación, archivo y difusión de la fotografía a través de sus años de experiencia y del equipo del CI para llevar a cabo y mantener propuestas desde la imagen fotográfica para la comunidad nacional e internacional. Johan habla sobre la realidad institucional, los retos y proyectos cumplidos del CI, subrayando cómo la etapa pandémica ha generado grandes desafíos, y es al mismo tiempo, una oportunidad de crecimiento digital. Además, comparte su visión personal e institucional sobre la importancia de la difusión del trabajo de fotógrafas, la política de paridad de género y los desafíos formativos relacionados a la visibilización de la mujer creadora.

Comenta también sobre su perspectiva  y anhelos en la actual colaboración del CI con Chile a través de una alianza de trabajo con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

A través de esta entrevista a Johan y las experiencias del CI, podemos comprender la importancia de construir un espacio completo y nutrido de fotografía, ya sea un Centro Nacional de Fotografía o un Museo de la Imagen, que tanta falta nos hace como sociedad chilena.

 

Johan Trujillo. Fotografía: Gladiola Espinoza

Johan Trujillo. Fotografía: Gladiola Espinoza

Tatiana Sardá: Desde tu visión como Directora de área en el Centro de la Imagen (CI) ¿cuál ha sido su importancia histórica para las prácticas fotográficas contemporáneas, producción, edición, publicación y colección en México y Latinoamérica? Al mismo tiempo ¿cómo este espacio ha influido en la cultura visual social?

Johan Trujillo: El CI depende de la Secretaría de Cultura a nivel federal. Si bien es una instancia pública que se sostiene gracias a recursos públicos, es un espacio que surgió de un esfuerzo gremial. A principios de los 90 un grupo de fotógrafas y fotógrafos se acercaron a quien entonces presidía el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (antes de convertirse en Ministerio) para proponer y hacerle ver la necesidad de contar con un espacio para la difusión y enseñanza de la fotografía. Es importante decir que esta propuesta nace como resultado de que el Consejo Mexicano de Fotografía -una asociación civil que surgió a finales de los 70, y que hasta entonces se había hecho cargo de la difusión de la fotografía en México- para principios de los 90 ya había decaído y había perdido su sede, quizás por una cuestión económica. Entonces se creó ese vacío para la fotografía, y lo que este mismo gremio había ganado en la década de los 80, estaba en riesgo.
El CI no surgió por una idea de un Ministerio, sino del esfuerzo, interés y necesidad de una comunidad, la que está presente y pendiente de lo que pasa con y en el CI, lo que creo que le da cierta peculiaridad, diferenciándose de cualquier otro museo en el país.
Sin duda que, ya después de 27 años de existencia, se ha convertido además en un importante referente en Latinoamérica. Y aunque su sede está en la Ciudad de México, y tal como sucede en otros países donde la capital del país centraliza todas las oportunidades, se ha transformado en un lugar en el que la comunidad quiere estar.
El CI al tener en su misión difundir tanto la producción fotográfica y visual que se hace en el país como la que se hace en otros lugares, se torna un espacio de inspiración donde las personas interesadas en la fotografía (pienso particularmente en profesionales del ámbito) pueden encontrar referencias de las reflexiones o estrategias artísticas que se están haciendo en distintos puntos del mundo.
Creo que la influencia estaría en dar cuenta de nuestro presente en México, pero también dar cuenta de lo que pasa en otros países como parte de experiencias y sucesos globales.

 

Fachada del Centro de la Imagen, Ciudad de México. Cortesía del Centro de la Imagen

Fachada del Centro de la Imagen, Ciudad de México. Cortesía del Centro de la Imagen

 

Vista de exposición Sol negro, FotoMéxico “Mujeres”, 2019. Cortesía del Centro de la Imagen

Vista de exposición Sol negro, FotoMéxico “Mujeres”, 2019. Cortesía del Centro de la Imagen

 

TS: El financiamiento en cualquier proyecto cultural es de gran importancia. El CI como institución pública cuenta con recursos estatales para su financiamiento y proyección. ¿Cuáles son los aspectos positivos que permiten concretar y mantener áreas de trabajo, y cuáles son las limitantes más complejas de resolver en este sentido? ¿Cómo ha sido su relación con el mundo privado a través de las donaciones de empresas y artistas al CI?

JT: Si pienso en los aspectos positivos de tener recursos estatales, que eso para mí es un privilegio, mencionaría al Seminario de Producción Fotográfica (SPF), el programa formativo más importante del Centro que ya tiene 20 años. Al ser una institución pública con recursos estatales tenemos la oportunidad de poder elegir a las 15 personas a las que se les quiere acompañar e impulsar sus carreras, y no aceptar solo a las personas que tienen el dinero para pagar la matrícula. Todo privilegio, como bien decía una ex jefa mía, implica una responsabilidad de ambos lados: quien recibe el beneficio y la institución deben hacer un adecuado uso de los recursos estatales, que al final son de los ciudadanos, los contribuyentes.
Nos facilita lograr hacer cosas que instituciones privadas a lo mejor no podrían hacer, por ejemplo, exhibiciones internacionales o invitar a personas del extranjero a dar cursos, charlas o a inaugurar una exhibición. Eso en términos económicos es mucho más difícil para una institución privada, a no ser que estén asociadas a empresas con una estructura económica muy importante. Sí, la verdad da muchas posibilidades.
Sus limitantes residen en todos los trámites y el proceso que implica la gestión de los recursos, porque en tanto recurso público, todo el tiempo hay que estar haciendo procesos que aseguren la transparencia del ejercicio. Eso por supuesto que al interior y también de la otra parte que recibe la remuneración, pero se vuelve muy desgastante en términos de papeleo. Los tiempos son siempre mucho más lentos, y nunca corren a la velocidad a la que querríamos llegar con una exhibición.

 

TS: En Chile existen varios festivales de fotografía que han aportado de forma importante a la comunidad, entre ellos, por ejemplo, el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV), el Festival de Fotografía Contemporánea de Coquimbo (FOCCO) y el Festival de Fotografía de Valdivia (FIFVAL) que ejecutará su segunda versión este año 2021, todos festivales regionales. Ustedes como CI cuentan con el festival FotoMéxico desde el 2015 hasta la fecha. ¿Cómo fue su origen y cuáles son sus objetivos? ¿Cómo han logrado la participación de autoras y autores fuera de la capital? Y por último, ¿qué aspectos puedes destacar en relación a la audiencia y participación ciudadana en este festival?

JT: El CI lleva casi 30 años organizando este festival de fotografía que un principio era anual, pero luego pasó a ser bianual ya que la institución no tenía la capacidad de organizar una bienal y un festival al mismo tiempo, por lo que se decidió intercalarlos y eso fue muy inteligente. El festival que originalmente inició el CI en el año 1993 fue Fotoseptiembre, siendo renombrado en el 2015 como FotoMéxico, y que en efecto ya va en su tercera edición, pero en realidad el próximo año haríamos la edición número 14 si consideramos su origen como Fotoseptiembre. Fue tan importante al emocionar a la comunidad, que distintos estados del país hicieron su propia versión del festival.

Entrada XVIII Bienal de Fotografía, 2018. Cortesía del Centro de la Imagen

Entrada XVIII Bienal de Fotografía, 2018. Cortesía del Centro de la Imagen

 

XVIII Bienal de Fotografía, 2018. Cortesía del Centro de la Imagen

XVIII Bienal de Fotografía, 2018. Cortesía del Centro de la Imagen

 

Cabe señalar que a la par de este, el CI organizaba la Red de la Imagen, ahora Red FotoMéxico y que consiste en una convocatoria nacional, una invitación a que cualquier museo, galería, librería, café, o lugar que tenga un espacio físico pueda participar y exhibir. Esto como una manera de lograr que todo un país exhiba fotografía en septiembre. El CI a cambio edita un catálogo con todas las exhibiciones que se inscriben en la Red, dando así también la oportunidad de que cualquier persona interesada en fotografía pueda tener una publicación con su nombre. Todo esto que se mantiene hay que potenciarlo y no soltarlo. Ahora desde la Red FotoMéxico se les invita a que se unan a la exhibición desde el tema del festival. De esta manera, este evento se vuelve un proyecto nacional desde la participación ciudadana.
Al ser un festival internacional, es una instancia donde el CI destina gran parte de su presupuesto para la producción de exhibiciones en nuestras salas, donde también se gestionan exhibiciones internacionales, tornándose así un espacio donde la comunidad conoce y dialoga con personas del ámbito fotográfico fuera del país. Es un proyecto que las personas esperan y donde se pueden involucrar.

 

TS: Sobre el fondo bibliográfico y el acervo de fotolibros contemporáneos, una de las muchas iniciativas con las que cuenta el CI, ¿cómo ha sido la organización y las estrategias de crecimiento en torno a publicaciones mexicanas y latinoamericanas? ¿Cómo un autor o una autora puede llegar a ser parte de este fondo?

JT: El CI tiene una biblioteca especializada en fotografía en donde gran parte del acervo se heredó del Consejo Mexicano de Fotografía, el que fue integrando libros de Latinoamérica desde una época. Lo digo con nostalgia, tiempos en que la comunicación era a través de cartas y envíos postales, entonces hay joyas de la fotografía latinoamericana gracias a este acervo, por ejemplo, libros de Argentina y Brasil.
Desde la fundación del Centro a mediados de los 90, el acervo bibliográfico se ha ido acrecentando gracias a las donaciones de investigadores, fotógrafas y fotógrafos, y lo que estamos haciendo ahora es revisar las políticas de esas donaciones para establecer ciertos criterios y esto pueda ser más claro para alguien que desee donar obras y libros, para así generar un acervo coherente y completo. Cuando alguien manifiesta su intención de realizar donaciones nos alineamos con nuestros criterios bibliográficos para evaluar si efectivamente nutre al archivo.

 

Biblioteca del Centro de la Imagen. Cortesía del Centro de la Imagen

Biblioteca del Centro de la Imagen. Cortesía del Centro de la Imagen

 

También es importante contar que por iniciativa de la fotógrafa argentina Mariela Sancari se creó en el 2017 un nuevo fondo de fotolibros contemporáneos. Tiene más de 600 libros de edición limitada ya que son de carácter independiente o autopublicados. La biblioteca con este fondo específico se vuelve un espacio importante de formación y acceso, ya sea para las personas que no tienen la posibilidad económica o porque la edición ya se acabó, impulsando de esta manera nuevas formas de aprender gracias a otras estrategias y formatos de publicación.

 

TS: En lo particular ¿cuáles son los objetivos y beneficios comunes entre el CI y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile en la alianza de trabajo del Seminario de Producción Fotográfica y la Muestra digital México-Chile 2021?

JT: Más allá de anclarlo al SPF y la Muestra digital, diría más bien que el objetivo de la alianza es unir esfuerzos para la difusión de la producción fotográfica de cada país, favorecer proyectos educativos y también de publicaciones. Se trata de una colaboración para impulsar la fotografía en nuestros países y que permite dar a conocer lo que pasa en la escena fotográfica de Chile y México.
Esta alianza surgió porque el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile nos buscó en un primer momento cuando nos solicitaron fotos para un texto de Mane Adaro. Luego fue Ximena Moreno quien comenzó a mostrar su interés por posibilidades de vinculación y entusiasmo de hacer algo en conjunto, sabiendo las limitaciones que tenemos por ser instituciones públicas. Así es que resolvimos colaborar, y llegamos a que la manera en que podíamos hacerlo -dadas las limitaciones de movilidad- era dar un cupo a alguien de Chile en el Seminario de Producción Fotográfica, permitiendo que esta persona pudiera recibir acompañamiento para el desarrollo de un proyecto visual, y con ello a su vez, la participación de personas extranjeras en el Seminario se vuelve una posibilidad de enriquecimiento para la gente de México al ser una mirada externa.

 

Alfredo Jaar en el Seminario de Producción Fotográfica, 2017. Cortesía del Centro de la Imagen

Alfredo Jaar en el Seminario de Producción Fotográfica, 2017. Cortesía del Centro de la Imagen

 

Y además, gestionamos un proyecto expositivo en la Plataforma de Imágenes Contemporáneas (PICS) del CI para difundir fotografías de cada país en formato digital, donde la petición del Centro fue que se enfocara en fotografía emergente y de jóvenes menores de 30 años, ya que suele ser el sector al que le cuesta más acceder a estos espacios de visibilidad que son los museos o instituciones, simplemente porque no tienen trayectoria, y si nosotros cerramos las puertas por esa razón, nunca la van a desarrollar. A Ximena le pareció un acierto.
El reto ahora está en ir vislumbrando otras posibilidades para el próximo año si están las condiciones que permitan la movilidad. Nos interesa proyectar e implementar un programa de residencias donde alguien de México tenga la posibilidad de estar entre 1 a 3 meses en un país aliado para desarrollar un proyecto, y esta alianza con Chile puede ser una gran posibilidad para ello. Y por supuesto que también entre nuestros objetivos está imaginar la posibilidad de realizar exhibiciones presenciales, siendo sin duda FotoMéxico una ocasión para traer especialistas desde Chile, algo que a largo plazo creo que sí ocurrirá.

TS: ¿Cómo les han impactado las medidas restrictivas de la pandemia en la conexión con el público? ¿Cómo han resuelto la pérdida de contacto físico considerando la lectura de imágenes, formatos, materialidad, etc.? ¿Qué se ha perdido y qué se ha ganado en esta etapa?

JT: ¡Uf! Sí fue un reto, especialmente en el 2020 porque fue el año más fuerte de la pandemia, habrá que ver qué pasa con este. El año pasado tuvimos que superar dos limitaciones. Por un lado, el tema de lo presencial, y por otro, la cuestión presupuestal ya que hubo un recorte importante de recursos en general desde el Gobierno para redistribuirlos en la atención sanitaria. Hubo poco presupuesto para las actividades por lo que tuvimos que apelar a la creatividad del equipo y a retribuciones de artistas a través de otros programas para generar nuevas propuestas y proyectos.
El otro reto -porque a la falta de recursos uno le puede dar una vuelta- fue que no teníamos una infraestructura adecuada para trasladar a la esfera digital toda una programación, fueran conferencias, exhibiciones o publicaciones. Fuimos aprendiendo sobre la marcha, si todo el mundo estaba usando Zoom, bueno, nosotros como todos también lo hicimos.
Realizamos el proyecto expositivo digital “Permanencia Voluntaria”, el que tuvo un despliegue en formato editorial con una publicación PDF, donde al momento de inaugurar la exhibición, evaluamos cuáles son las particularidades del medio digital y qué podíamos hacer.
Lo digital tiene sus ventajas al ampliar el alcance de lo que se puede hacer en el espacio físico, entonces pudimos subsanar cierta exigencia del público fuera de Ciudad de México que tenía interés en poder participar en las actividades del Centro y que por capacidad no se podía hacer. Fue así que ofrecimos el primer taller en línea en el que participaron personas de distintos estados de México y también personas fuera del país, lo que fue algo importante. Facilitó la vinculación con proyectos de otros países al no estar la necesidad de costear traslados y estadías que suele ser lo más caro.
Creo que aún nos falta pensar en todas estas posibilidades, como por ejemplo, formatos más ágiles dentro del dinamismo que propicia y exige el medio digital.

 

TS: Considerando la importancia del feminismo en nuestra sociedad, ¿cómo el CI otorga importancia a la política feminista a través de la paridad de género de autores, formadores y curadores en sus selecciones e invitaciones a participar en sus proyectos en general?

JT: Qué padre pregunta. Fíjate que desde que estoy a cargo de la dirección, y desde antes, he sido muy clara con el equipo en que es una política de la institución buscar la paridad de género, particularmente en los procesos de selección de quienes van a participar en el Seminario de Producción Fotográfica. Creo que el Centro está en deuda con las mujeres porque mi impresión es que en los últimos 5 años se exhibieron principalmente hombres, exceptuando la edición pasada de FotoMéxico que estuvo dedicada al tema de mujeres, donde el Centro se llenó de producciones de mujeres, pero fotógrafas con grandes trayectorias, entonces falta visibilizar a mujeres más jóvenes. Entonces sí, perseguir la paridad de género es muy importante y un desafío, sobre todo sabiendo que, por ejemplo, recientemente criticaron los resultados de la Bienal, donde de las 25 propuestas seleccionadas, ni siquiera una tercera parte corresponde a mujeres. Y si bien transmitimos al jurado estos criterios, el momento de selección se volvió complejo ya que no estaban viendo nombres ni género, estaban viendo que las propuestas fueran pertinentes y propositivas. Ya cuando se había terminado la deliberación, nos dimos cuenta del bajo número de proyectos de mujeres. Es complicado lograr la paridad cuando el criterio principal es la calidad de la propuesta por encima del género.

 

Vista de la exposición Carnival Strippers de Susan Meiselas, en el marco de FotoMéxico “Mujeres”, 2019. Cortesía del Centro de la Imagen

Vista de la exposición Carnival Strippers de Susan Meiselas, en el marco de FotoMéxico “Mujeres”, 2019. Cortesía del Centro de la Imagen

 

Entonces como institución pública debemos lograr, primero que nada, que haya esa intención de paridad de género, que sea efectivamente un criterio y señalarlo en los procesos. Y a la hora de reconocer ese criterio que ahora es institucional, pero también personal, le debo mucho a Verónica Gerber Bicecci, quien fue tutora del Seminario desde el 2016 al 2018. Fue ella la que puso sobre la mesa que la paridad fuera un criterio y lo hice propio. Lo aplico en general en mi vida diaria como gestora cultural, y ahora como una política institucional, que además ya es una política en la Secretaría de Cultura.
Como institución queremos comenzar a compensar esa falta de visibilidad de las mujeres, tanto en exhibiciones como en publicaciones. Este año tendremos una exhibición en torno al tema del género, el cuerpo y el feminismo. Es un eje de trabajo y esperamos que no se reduzca solo al 8 de marzo porque las mujeres existimos todo el tiempo.
Pensando en el desequilibrio de género en la Bienal, me pregunto desde la institución ¿qué nos corresponde hacer para lograr que en el futuro más mujeres sean parte de la selección de propuestas? Y no porque sea una política, sino porque las propuestas lo ameritan. En nuestro programa formativo habría que crear espacios solamente para las mujeres. ¿Qué tan útil es crear estos espacios solo para la mujer? Y para no caer otra vez en la segregación, también me pregunto si es que acaso las mujeres han perdido el entusiasmo de inscribirse en estos programas porque piensan que no van a quedar. No lo sé, me deja mucho a la reflexión.

 

Johan Trujillo Argüelles (México, 1983). Estratega cultural. Trama contenidos y proyectos. A veces escribe, a veces toma fotos. Ha desarrollado proyectos curatoriales y de investigación en el ámbito de la fotografía, y diseñado programas educativos sobre visualidad y gestión cultural. El eje de sus reflexiones sobre la imagen es el fotógrafo ciego. Fue Coordinadora de Comunicación en 17, Instituto de Estudios Críticos (2010-2015), Coordinadora del programa educativo del Centro de la Imagen (2012-2017) y Jefa de Formación de Piso 16. Laboratorio de Iniciativas Culturales UNAM (2018-2020). Actualmente está a cargo de la Dirección del Centro de la Imagen.

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Tatiana Sardá Yantén (Chile, 1981) es artista visual especializada en fotografía, profesora y candidata a Magíster en Educación, mención Currículo y Comunidad de la Universidad de Chile. Ha participado en más de 30 exposiciones colectivas en Chile, Brasil, Suecia, Colombia, Nigeria, Italia, España y Finlandia entre otros. Actualmente es Directora de Centro Imagen Sur, plataforma web que vincula la fotografía y la educación.

Sitio web y redes sociales

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Esta publicación forma parte de una iniciativa conjunta del CNAC y el Área de Fotografía del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile en el marco del Mes de la Fotografía, la que consiste en compartir entrevistas, textos y reflexiones en torno a fotógrafas, fotógrafos y agentes relevantes de la fotografía nacional e internacional.