miércoles 3 de agosto de 2022
Por Soledad Abarca
“Manos de trabajador pampino”. Fotógrafo: Antonio Quintana Contreras (1904-1972). Lugar: Tarapacá, Tamarugal, Pozo Almonte, Oficina salitrera Victoria. Año: ca. 1957-1960. Fuente de origen: Registros fotográficos de los paneles de exposición del “Rostro de Chile”, Casa Central de la Universidad de Chile, 1960. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Antonio Quintana Contreras. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
Soledad Abarca: Antes de adentrarnos en el tema de la investigación y particularmente en el libro “Rostro de Chile”, ¿nos podrías comentar un poco sobre la trayectoria del Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, sus principales colecciones e hitos?
Andrea Durán: Para hablar sobre la trayectoria del Archivo Fotográfico es necesario remontarse a sus orígenes, pues lo que configura y caracteriza a este conjunto es su rol enfocado en la Universidad y el Estado, todo esto bajo la producción del Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm que posteriormente recibe la donación de académicos, investigadores y artistas que deciden dejar sus producciones y obras en manos de la Universidad para su difusión en la comunidad. El Laboratorio comenzó a funcionar en 1948, luego de que la Dirección General de Informaciones y Cultura (DIC) fuera traspasada a la Universidad de Chile como parte del Proyecto de Reestructuración de los Servicios de Extensión Universitaria. A lo largo de su historia el servicio funcionó bajo varios nombres: el más conocido es Laboratorio de Fotografía y Microfilm, el que fue conformado por un grupo de fotógrafos muy relevantes para la historia de la fotografía en Chile. Entre ellos Carlos Charlín, quien fue su primer encargado, además de Baltazar Robles, Raúl Barrientos, Roberto Montandon, Domingo Ulloa, Antonio Quintana, Patricio Guzmán, Mario Guillard y José Moreno ente otros. Durante todos los años de existencia, la producción de este grupo de fotógrafos generó las bases de lo que hoy conocemos como Colección Archivo Fotográfico. El fin principal de esta unidad era el de brindar apoyo técnico en las labores de docencia, investigación y extensión, tanto en la producción de registro de las actividades universitarias como en la de material de apoyo, así como también documentar el quehacer universitario en todas las ramas del saber. Desde ahí emanan una serie de registros fotográficos vinculados a la vida universitaria, que por aquellos años estaba extendida por todo el país, y reportajes a lo largo del territorio que ilustraban cada rincón.
El último director fue José Moreno Fabbri (1944-), quien estuvo a cargo hasta que la Unidad de Fotografía, Archivo y Medios Audiovisuales fue incorporada al Archivo Central Andrés Bello, en el momento en que este fue creado en 1994, traspasándole el valioso acervo fotográfico del antiguo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm. A él se suman otras donaciones de importantes artistas e intelectuales, las que integran a lo que hoy se conoce como la Colección Archivo Fotográfico.
SA: El libro que acaban de publicar denota un trabajo largo de investigación. ¿Nos puedes comentar un poco sobre cómo y cuándo surgió el interés por recuperar la historia del proyecto “Rostro de Chile”?
AD: El interés por recuperar la exposición original es de larga data. Varias personas ya han investigado al respecto, de hecho, muchas de ellas han llegado al Archivo a consultar por dicho conjunto, pero lamentablemente la información de la exposición era muy poca y repetitiva, con varios errores, y con un limitado grupo de imágenes a las que se les adjudicaba la pertenencia a dicha exposición. De algún modo podríamos hablar de un interés, pero también de una deuda histórica con la memoria de este gran proyecto, ya que, aunque fue un evento tan relevante en la historia de la fotografía en Chile, no había suficiente información al respecto.
Esto se gatilló en el año 2013, de la mano del maestro Domingo Ulloa, quien nos visitaba cada miércoles para conversar acerca del acervo fotográfico: aquel producido por el Laboratorio de Fotografía y Microfilm, del cual también había sido director. En esos relatos se fueron revelando los pormenores de la configuración de este proyecto, y entre tanto y tanto, emergieron algunas anotaciones acerca del “Rostro de Chile”. Si bien las conversaciones no giraban específicamente en torno a esto, las notas recogidas permitieron poder ir entendiendo poco a poco la Colección Archivo Fotográfico (CAF) y fue entonces que el “Rostro de Chile” comenzó a revelarse dentro del contexto el Archivo. Es así como en 2018 iniciamos un trabajo más acucioso en la propia organización de la CAF, situando al conjunto de “Rostro de Chile” dentro de esa lógica. Finalmente, entre 2019 y los años de pandemia se comenzó un trabajo más preciso de recopilación e identificación de imágenes en los fondos fotográficos del Archivo Central Andrés Bello.
Asimismo, junto a un grupo interdisciplinario se realizaron conversaciones periódicas que nos permitieron ir adentrándonos en las distintas capas del proyecto original, donde participaron Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello, Daniel Cruz, director del Museo de Arte Contemporáneo, Cristián Gómez, director de Investigación y Creación en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Trinidad Moreno y Rodrigo Latrach de Manual Museografía, y yo, encargada de la Colección Archivo Fotográfico.
“Palanqueando la madera en Malleco”. Fotógrafo: Roberto Montandon Paillard (1909-2003). Lugar: Región de Los Ríos, Provincia de Valdivia, Panguipulli, Releco. Año: ca. 1957-1960. Fuente de origen: Imagen impresa en Boletín Universitario nº15, septiembre 1960, pág. 18, Colección Hemeroteca. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Chile, serie D. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
“Amanecer en San Félix pueblo cordillerano”. Fotógrafo: Roberto Montandon Paillard (1909-2003). Lugar: Región de Atacama, Provincia de Huasco, Alto del Carmen, San Félix. Año: ca. 1957-1960. Fuente de origen: Imagen impresa en Boletín Universitario nº15, septiembre 1960, pág. 17, Colección Hemeroteca. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Chile, serie D. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
SA: Desde tu labor como encargada de la colección, ¿cuáles fueron los desafíos más importantes durante el proceso de investigación y conceptualización de la publicación?
AD: La verdad es que hubo varios desafíos complejos de resolver, pero lo que conformó el tronco más grueso, fue la identificación de las imágenes dentro de la CAF, puesto que las referencias que se habían recopilado eran solamente de carácter visual, refiriéndome con esto a 2 maquetas a escala con los paneles de la exposición itinerante en España (1966) y Estados Unidos (1967), con pequeñas fotos de contacto o reducciones simulando la distribución en los paneles. Si bien teníamos estas referencias visuales, estas carecían de códigos y de señales que pudieran indicarnos en que parte de los fondos fotográficos podríamos encontrar sus negativos originales. Por otra parte, el libro intenta ser un material que recopile la mayor información con el fin de replicar de la manera más cercana posible la exposición original, enfrentándonos a que hoy ya no existen las ampliaciones originales. Para poder comprender la exposición original fue muy importante para nosotros poder reconocer la curatoría original e identificar las lógicas del montaje que pasaban por las temáticas, las composiciones, geografías y otras relaciones visuales.
SA: El legado del grupo de fotógrafos liderado por Antonio Quintana, Domingo Ulloa, Roberto Montandon y Mario Guillard vista 62 años después genera una reflexión instantánea sobre Chile. Personalmente ¿qué es lo que tú sientes al ver el libro terminado?
AD: Por un lado, siento una misión cumplida al devolver a la comunidad un patrimonio visual perdido, oscurecido en dictadura y diluido por la cultura neoliberal. Este repertorio fotográfico es trascendental en la historia de la fotografía, del arte, la cultura y la sociedad chilena. Las acciones realizadas por el equipo del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile han permitido con esta publicación generar las bases para que este proyecto expositivo pueda en algún futuro, volver a ser montado ya que se logró reunir la suficiente información acerca del contexto y el origen, y recuperar el repertorio de las casi 410 fotografías de la exposición original. Y por otro lado, es menester mencionar que hoy –donde estamos en un proceso constituyente en curso, y como ciudadanas y ciudadanos necesariamente nos estamos mirando y pensando cómo construirnos hacia el futuro– la exposición de 1960 “Rostro de Chile” se encontraba en una década y en un país en miras de una sociedad que se estaba levantando desde las bases de un pueblo que se comenzaba a visibilizar y tener mayor participación ciudadana, donde las culturas locales, regionales e indígenas se estaban haciendo más presentes, cuyo proyecto social se vio truncado por la dictadura que se inició en 1973.
Registros fotográficos de los paneles de exposición del “Rostro de Chile”, Casa Central de la Universidad de Chile, 1960. Fotografía: Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, Universidad de Chile. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
“Bailes religiosos en la Tirana” [2]. Fotógrafo: Antonio Quintana Contreras (1904-1972). Lugar: Tarapacá, Tamarugal, Pozo Almonte, La Tirana, Pampa del Tamarugal. Año: ca. 1957-1960. Fuente de origen: Registros fotográficos de los paneles de exposición del “Rostro de Chile”, Casa Central de la Universidad de Chile, 1960. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Antonio Quintana Contreras. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
SA: ¿Cuál crees que será el impacto de esta publicación en el desarrollo y valoración del trabajo de archivo fotográfico a nivel interno y externo de la Universidad?
AD: Creo que este libro es uno de los muchos esfuerzos que la Universidad se ha propuesto para recuperar el motor que movía al Chile de antes, ese que se estaba mirando y construyendo. En particular, la Colección Archivo Fotográfico ha puesto sobre la mesa la importancia de los acervos visuales que la Universidad resguarda en sus diferentes facultades, departamentos y museos. Imágenes que no tan solo hablan de un pasado, sino también que activan la memoria de quienes estuvieron ahí y ayudan a reconstruir y entender el presente, cuestión que trasciende las propias murallas de la Universidad, puesto que dicho proyecto tuvo impacto a nivel nacional e internacional.
SA: ¿Existe un proyecto de replicar la exposición en la Universidad u otro espacio, o realizar un proyecto similar en la actualidad?
AD: Con el libro en mano, ahora es posible remontar la exposición puesto que se intentó recopilar la mayor información posible; desde recuperar el repertorio total de las 410 imágenes hasta la reconstrucción espacial y curatorial de la exposición original. Por lo que sí, tenemos proyectado remontar la exposición, pero sabemos que no es posible replicarla al 100%. De hecho, actualmente contamos con otros materiales que permiten revisitar la exposición desde sus contextos universitarios, locales, nacionales e internacionales. Por ahora estamos en proceso de gestionar todo lo que requiere llevar adelante un proyecto como este. Principalmente nos interesa que este sea de carácter foto-cultural y que entre nuevamente en diálogo con la comunidad y los territorios.
SA: En el capítulo donde cuentas la experiencia de Archivo, relatas el importante encuentro con Domingo Ulloa, ¿cuánto influyó en la manera en la que tú aprecias las fotografías de este conjunto hoy en día?
AD: Creo que la experiencia de conversar con Don Domingo fue fundamental para entender la mecánica de funcionamiento del Archivo Fotográfico, las formas de trabajar de los funcionarios y la organización que ellos le dieron en su momento, a modo de una lógica de orden de carácter archivístico primario. En cuanto a cómo esto influyó en cómo veo la práctica fotográfica y los archivos fotográficos, los relatos del maestro Ulloa fueron clave para comprender de primera mano o a primera vista el trabajo y la pasión de un grupo de fotógrafos que logró producir este gran acervo.
“Acopio de salitre en la Oficina Pedro de Valdivia”. Fotógrafo: Antonio Quintana Contreras (1904-1972). Lugar: Antofagasta, Tocopilla, María Elena, Oficina salitrera Pedro de Valdivia, el cantón de El Toco. Año: ca. 1957-1960. Fuente de origen: Registros fotográficos de los paneles de exposición del “Rostro de Chile”, Casa Central de la Universidad de Chile, 1960. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Chile, serie D. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
“Ventisquero de San Rafael”. Fotógrafo: Domingo Ulloa Retamal (1925-2018). Lugar: Región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, Provincia de Aysén, Aysén, Parque Nacional Laguna San Rafael. Año: ca. 1950-1960. Fuente de origen: Imagen impresa en Boletín Universitario nº15, septiembre 1960, pág. 23, Colección Hemeroteca. Fondo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm, subfondo Chile serie D. Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
SA: Luego de este gran logro colectivo del archivo, ¿cuáles son los planes a seguir? ¿Se ha planeado tomar algún otro desafío en el corto plazo?
AD: Sí, por supuesto. El espacio del Archivo es rico en materialidades, existiendo un universo de posibilidades para abordarlos y que creo es una labor que podrá ser trabajada por muchas generaciones más. El Archivo Fotográfico también alberga una nutrida herencia de fotógrafas y fotógrafos que decidieron dejar su obra en la Universidad. En nuestros planes se encuentra la puesta en valor de estos conjuntos, lo que implica iniciar los procesos de investigación, archivística, conservación y digitalización, permitiéndonos administrar y hacer público el contenido visual de las colecciones, entre las que destacan por ejemplo, las de Gertrudis de Moses, Roberto Montandon, y Jaques Cori.
En términos de difusión estamos reactivando un nuevo espacio creado en el año 2019, al cual denominamos ‘Salón de imaginarios’ y que está ubicado en la segunda planta del Salón de Honor de la Universidad de Chile. Dicho proyecto fue pensado para la exhibición de la Colección del Archivo iniciando con la puesta en escena de “Una Historia Visual de la Casa Central”. Lamentablemente la pandemia frenó la iniciativa, pero tenemos toda la intención de seguir adelante con dicho propósito y reabrir un espacio para la fotografía.
SA: ¿Cómo cambió tu visión sobre el trabajo que desarrollas en el archivo?
AD: Más que cambiar la visión de mi trabajo en el Archivo, reforzó algunas ideas e intenciones que venían conmigo en torno a un patrimonio visual del cual hay un desconocimiento a nivel general en la comunidad, acerca del valor identitario y la memoria que estas colecciones poseen. No me refiero solamente a los acervos de la Universidad, sino que a la herencia cultural que la producción fotográfica en Chile ha tenido. A veces pienso que el acceso queda en una circulación entre los mismos espacios elitistas de la comunidad, y que es necesario generar estrategias de acercamiento y reconocimiento para las comunidades, pues el goce estético y análisis nos pertenece a todas y todos. Lo que sí podría decir, es que cambió la valorización del trabajo cotidiano que realizamos las personas que nos dedicamos a la conservación digital, en el sentido de que no tan solo es una mera digitalización. La verdad es que esta acción que puede parecer algo rutinaria, se convierte en una herramienta imprescindible en la difusión y el acceso público a los acervos contenidos en las instituciones.
Andrea Durán es artista visual y actualmente coordinadora de la Unidad Gráfica Digital y Encargada de la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile. Dentro de este contexto ha participado en diversas investigaciones entre las que destacan Reflexiones sobre el movimiento sugerido de Domingo Ulloa y Una proeza fotográfica, Domingo Ulloa Imágenes del Ballet Nacional Chileno, 1954-1967 (Vicerrectoría de extensión y comunicaciones, Universidad de Chile, 2014) y el recientemente publicado libro Rostro de Chile (2022). Como investigadora y curadora participó del proyecto expositivo Bordar el desborde. Las bordadoras de Isla Negra en el MNBA 1969-2019 en el Museo Nacional de Bellas Artes y recientemente en la elaboración y diseño del libro 80 años de un viaje, Teatro Nacional Chileno (1941 –2021). Además, como artista visual ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas.
Soledad Abarca de la Fuente es licenciada en Artes con mención en Conservación y Restauración de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Máster en Preservación de Fotografía y Manejo de Colecciones de Ryerson University de Canadá. Con más de 20 años de experiencia en el ámbito del patrimonio cultural, ha participado en el desarrollo y ejecución de numerosos proyectos de preservación de fotografía patrimonial. Actualmente es jefa del Archivo Fotográfico y Audiovisual de la Biblioteca Nacional de Chile. Es miembro del Comité de Preservación de la IFLA, y el Comité Nacional Memoria del Mundo de UNESCO y ha sido docente de programas sobre patrimonio cultural en Universidad SEK, Universidad de Chile, Universidad Finis Terrae, Instituto Profesional Arcos, Pontificia Universidad Católica y Centro de Formación Regional en Conservación de Patrimonio Fotográfico en el CdF (Centro de Fotografía de Montevideo, Uruguay).
Esta publicación se enmarca dentro de la iniciativa realizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile dentro del contexto del Mes de la Fotografía 2022, la cual consiste en compartir entrevistas, textos y reflexiones en torno a fotógrafas, fotógrafos y agentes relevantes de la fotografía nacional.